lunes, 31 de diciembre de 2012

Gracias Tom...

Me encantan principalmente los libros de aventuras, acción, novela negra, espionaje, etc. (es decir los de evasión que tanto necesitamos en estos tiempos) y debido a mi afán de devorador de los mismos, algunos de mis autores favoritos, desgraciadamente no escriben a la velocidad que cualquiera de nosotros leemos. Por eso todos probamos nuevos autores y por lo tanto nuevas formas de escribir.
Hace unos años descubrí a un escritor llamado Lee Child. Me encantó. A pesar de que sus libros tienen como protagonista a un ex-militar, desde mi punto de vista son más del género de novela negra que de espionaje, agencias americanas gubernamentales, etc.


Su protagonista Jack Reacher ex-policía militar es un hombre duro, de los hombres duros de las novelas de toda la vida. Con un cerebro frio y calculador, analiza e investiga cada una de las posibilidades y situaciones, pero cuando pasa a la acción, pasa a la acción sin miramientos.
Nuestro protagonista es a su vez más un vagabundo, benévolamente quizás lo podamos considerar un trotamundos, sin hogar, sin pretensiones, incluso sin móvil. Va de allá para acá según le sopla el viento y afortunadamente para nosotros sus lectores, en alguna parada de sus viajes, son necesarios sus servicios. El lo define como libertad en estado puro, sin dependencias de ningún tipo.
Generalmente no cobra sus servicios, si no que los presta según lo que le dicta su estado de ánimo, no sus necesidades de dinero.
La escritura de Lee Child es clara y de ir al grano, así como su protagonista. Sus libros son de acción pura y dura y no se recrea como otro tipo de escritores en las complicadas personalidades de sus personajes. Los protagonistas de los libros de Child son fáciles de entender: o son de los buenos o son de los malos. Y obran en consecuencia, rápidamente y a por su objetivo
Uno de los problemas que he tenido con Lee Child, es que a pesar de ser un escritor conocido en USA (su saga de Jack Reacher tiene más de diez novelas), su despliegue en España no ha tenido lugar hasta hace poco tiempo. Yo leí sus dos primeros libros en español “El inductor” y “El enemigo”, hace ya varios años y desde entonces cada vez que iba a una librería buscaba si había editado algo nuevo.
Ya sé, ya sé: podía haber leído sus libros en inglés. Cierto, pero me da mucha pereza. El leer en castellano lo asocio a ocio y el leer en inglés lo asocio a trabajo, por lo que generalmente no me gusta mezclarlos.
A principios de Diciembre estaba con unos amigos en el cine, cuando de repente en un thriller, me sorprendo viendo que van a estrenar en breve la película de “Jack Reacher”, que tiene como protagonista a Tom Cruise. Lo primero que pensé fueron dos cosas:

1.    ¡Bien!. Una película de acción, con unos de mis personajes de novela predilectos. ¡Habrá que ir a verla!
2.    ¿Cómo han elegido de protagonista a Tom Cruise?. Aunque me gustan las películas de acción de Tom Cruise (Mision Imposible, etc.), Jack Reacher mide dos metros y pesa más de cien kilos (es un gigante). He leído que para solucionar esta pregunta que le hicieron hace unas semanas a Lee Child, este respondío educadamente "With another actor you might get 100% of the height but only 90% of Reacher. With Tom, you'll get 100% of Reacher with 90% of the height.". Pienso que en lo del 90% del peso se queda corto…


Posteriormente me vino a la cabeza, otro pensamiento: toda película que protagoniza Tom Cruise, se convierte en famosa, así como sus protagonistas y desde mi punto de vista si la película tiene éxito, es más que probable que sustituya la saga de Misión Imposible por la de Jack Reacher. Conclusión: es más que probable que sus libros se traduzcan y se editen en castellano.
Para comprobar si tenía algo de razón busqué si había algún libro nuevo en castellano de Lee Child y ¡oh casualidad!, se acaba de editar uno de ellos. Otra casualidad es que en la portada del mismo esté el rostro de Tom Cruise en el cartel de la película.
De todas formas: gracias Tom.


lunes, 23 de abril de 2012

Pobre de mí, usuario de Netbook


Como varios de mis amigos me han dicho que se me ha olvidado hablar de temas técnicos, le estaba dando vueltas a sobre que escribir, cuando la semana pasada me he dado de frente con una situación que me ha parecido adecuada para hacerlo.
Si alguno de los que vais leyendo este articulo os parece demasiado técnico (si es aburrido no digo nada), os pediría que intentaseis llegar a las conclusiones y por el camino os sintieseis como cuando escucháis por primera vez una canción en inglés, quedaros con la música y no os preocupéis excesivamente por la letra.
Este artículo va dedicado a una amiga que piensa que su relación con su nuevo y flamante iPad tiene momentos problemáticos.
En las últimas dos ocasiones en donde ha finalizado mi periodo de permanencia con Orange, y he acumulado los suficientes puntos como para poder renovar mi móvil, en vez de elegir un Smartphone, me he decido por un Netbook. Tenía  ya un HP Mini 110 (para mi hija) y esta vez lo que tocaba era un ACER D255 (para mi hijo).
El hecho de que me llegase a la dirección postal que solicité fue una odisea, peros eso lo dejamos para otro día.
Cuando llegó por fin el Netbook, lo desembalo, lo arranco y primera sorpresa, me encuentro con que tiene un sistema dual de arranque. Por una parte Android, y por otra parte Windows 7 Starter. Adicionalmente venía como el anterior HP Mini, plagado de software preinstalado y dispuesto para su compra (antivirus, utilidades, Microsoft Office, etc.).
Mi hija ya llevaba un tiempo quejándose de que su portátil iba muy lento (motivo o excusa válida para ella para coger el mío) y vista la pinta que tenía el nuevo netbook al arrancar, con todos esos iconos de software preinstalado y las varias pantallas que tenías que cerrar diciendo que no, que no querías suscribirte a todo ese software, , la pinta final era que mi problema con los netbooks lentos se iba a duplicar. Por cierto, cada día es más difícil encontrar el botón con la opción “NO”.  
Con toda la pereza del mundo decidí ponerme la “gorra de técnico" y optimizar los dos netbooks. Mala decisión y un montón de horas hasta buscar la susodicha gorra.
Lo primero que me recordó mi "gorra de técnico", es que, como en muchas otras situaciones en esta vida, cuando vas a hacer cosas cuyo resultado final no está muy claro, es mejor ser hábil con la “marcha atrás”. Esto en informática se traduce en poder volver a la situación inicial. En este caso equivalía a hacer una imagen (no un backup) de los discos duros. Para aquellos no muy expertos, esta operación se traduce en generar un fichero equivalente al disco duro del ordenador. No una copia a nivel de ficheros, sino una copia a más bajo nivel, de tal forma que en un único fichero, tienes todo el contenido de tu disco duro
Para aquellos nostálgicos, se realizó esta operación durante muchos años con un producto líder y pionero como fué Norton Ghost. En la actualidad, hay otros productos, que a mí en particular me gustan más, como el Acronis True Imagen Home.
Para poder hacer la imagen según mi método preferido, es necesario tener una unidad de DVD, cosa que los netbooks, no poseen. ¡Hala!, a comprar o pedir una. También es necesario un disco duro portátil con conexión USB, para almacenar la imagen del disco. Lo mismo, a pedir o comprar una (no vale un pendrive, por ser el sistema de ficheros FAT32 en vez de NTFS). En este caso ya disponía de uno.
Arrancando con el CD-ROM de Acronis y eligiendo las opciones oportunas, generé en unos veinte minutos la imagen del disco.
Siguiente elección: ¿qué sistema operativo monto en los netbooks?¿Linux, Android,  Windows XP o Windows 7?. Como es para mis hijos Linux o Android, no son una opción inicialmente válida. Teniendo en cuenta que ambos portátiles tienen una capacidad máxima de 2 Gb. de memoria, Windows XP no parece mala solución. Decidí empezar por este sistema y después ver si merecía la pena probar con Windows 7.
Fui a las web´s de ambos fabricantes a ver que drivers, tenían disponibles. Esto que parece tan fácil, se complica cuando tienes que averiguar que netbook tienes exactamente. Es decir el HP mini, era realmente el HP Mini110-3040ss y el Acer D255 era un D257. Primer problema, el HP si disponía de drivers para Windows XP pero en la web de Acer no había. ¿Qué se hace en estos casos?. Olvidarse de los fabricantes de los netbooks y fijarse en los fabricantes de los componentes. Para ello en ambos portátiles se va a Panel de Control/Administrador de Dispositivos, y sacamos unos pantallazos de los drivers instalados, que es lo que tendremos que buscar.
Analizando ambos portátiles, nos encontramos con que de los cuatro drivers importantes, tienen tres iguales (Video, LAN, Card Reader) y uno diferente (Wifi). Los drivers iguales no presentan problemas al ser de fabricantes consolidados (Intel y Realtek), con el cuarto es diferente. El fabricante es Atheros (Qualcomm) y en su página web no están los drivers (o por lo menos yo no he sido capaz de encontrarlos). Así que encuentro (¡¡ tiene narices el tema !!) una filial en Chequia (http://www.atheros.cz), en donde sí que están.
Bueno, ya podemos ponernos manos a la obra, cojo el CD-ROM de Windows XP, y arranco el PC, al cabo de unos minutos descubro (realmente recuerdo), que el CD_ROM original del Windows XP Profesional, no tiene soporte de los discos SATA de los netbooks (¡¡ genial !!). Existen dos opciones para insertar los drivers o comprar una disquetera externa vía USB (no me gusta) y cuando arranca pulsar el famoso F6 o montar mi propio CD-ROM, sumando al original los drivers que necesito.
Después de un par de resoplidos y a punto de coger la “gorra de técnico” y devolverla al desván, me bajo el “nlite” (http://www.nliteos.com/) y con los drivers seleccionados monto mi propio CD. Por fin arranco, se me reconoce el disco e instalo el sistema operativo. Adicionalmente, selecciono los programas gratuitos y portables, que necesita mi hija, le paso el netbook y le digo que lo pruebe por unas horas.
Al día siguiente, cargado de más energía y paciencia, decido instalar Windows 7, encontrándome con la siguiente decisión: ¿qué versión?. Los dos netbooks vienen con Windows 7 Starter, que sólo es capaz de gestionar 1 Gb de memoria, por lo que no puedo utilizar toda la capacidad de los netbooks. Por otra parte, tampoco es para echar cohetes (pero siempre será mejor disponer del doble de memoria). Como los portátiles vienen con la etiqueta del número de licencia, pero no con el DVD-ROM del Windows 7 Starter, me decido a probar con la versión profesional.

Esta vez el DVD-ROM, si me reconoce el disco SATA, por lo que no necesito montar mi propio DVD y la instalación es más sencilla. A la hora de montar los drivers para Windows 7, les he cogido cariño a los de los fabricantes de los componentes (incluidos los checos), por lo que no utilizo, ni los de HP, ni los de ACER. Me funcionan estupendamente. Finalizo actualizando el sistema con Windows Update, instalo el software portable y se lo vuelvo a pasar a mi hija. En función de los que más le guste elegiremos una de las dos opciones y podré guardar de nuevo durante una temporada la “gorra de técnico”.
Conclusiones
Me gustaría sintetizar lo anterior. ¿Los pasos dados están al alcance de un usuario medio?. ¿Tenéis amigos en esta situación?. Si uno se compra un netbook, ¿está condicionado a adaptarse a lo que ha adquirido o es necesaria una odisea para pasar a otra situación de uso?. Sumad sólo el despliegue de medios necesarios: el número de horas a invertir, un PC adicional (no puedes hacer todas las operaciones, solo con el netbook), una unidad externa de DVD-ROM, un disco duro USB, las versiones de Sistemas Operativos, etc. Sacad vosotros mismos la conclusión.
Y finalmente para terminar pongámonos en tres diferentes situaciones e intentemos valorarlas social y económicamente.
1.    Tengo un netbook que he adquirido a bajo coste (el caso descrito). Es mi netbook y las horas invertidas, las quito de mi ocio.
2.    Tengo un netbook adquirido a bajo coste, pero no me siento cualificado para hacer lo descrito o no tengo tiempo. ¿Cuánto estoy dispuesto a pagar para que una empresa de TI me lo haga?
3.    Un amigo tiene un Netbook y me pide a mí que se lo haga. ¿¿??. Me quedo sin amigo, esquivo la situación, le digo lo que cuesta, a expensas que no me crea.
4.    Un amigo me dice que está pensando si comprar un portátil estándar o un netbook?






sábado, 17 de marzo de 2012

Segunda parte: "El temor de un hombre sabio"


Ya he leído hace unas semanas la continuación de “El nombre del viento”, el segundo tomo de la “Saga el Asesino de Reyes” de Patrick Rothfuss. Como comenté en mi anterior artículo, quedé encantado con el primer libro, por lo que me lancé ávidamente a por el segundo.
Voy a tratar de resumiros de una forma sencilla lo que me he encontrado a través de su lectura.
No sé de donde recibe este hombre, el nombre de sus libros y el nombre de la saga. No tengo nada claro después de leerme este segundo libro, ni quien tiene el temor, ni de que tiene el temor, ni quien es el hombre sabio.
Así mismo, sigo sin ver en el horizonte de la saga, a que rey van a matar, por qué lo van a matar y me imagino que el asesino por reducción al absurdo será Kvothe.
Si os preguntáis si el libro me ha encantado, la respuesta es que sí, ha sido de nuevo un placer recorrer las vidas de los personajes, nuevos lugares, etc. Así como a mí me ha encantado, me encuentro tanto a través del blog, como del contacto personal con personas y amigos, que me dan respuestas contradictorias, que generalmente se pueden resumir en dos: lo que les ha encantado y los que “ni fu ni fa” (expresado literalmente).
No sé si es por llevarme al gato al agua, pero considero que estos últimos son otra cara de la misma moneda, es decir personas que han leído ambos libros, les han gustado, pero se han quedado con un toque de insatisfacción. Esto a su vez puede ser una de sus virtudes.

Voy a tratar de explicarme. Como ya comenté en el artículo anterior, No serás capaz de soltarlo: "El nombre del viento" considero que una de las mayores virtudes de Patrick Rothfuss, es saber estiiiiirar la lectura. Es decir que quieras seguir leyendo y leyendo, lo que pasa es que a algunos de sus lectores, puede que se cansen de este tipo de trama y escritura. Es perfectamente entendible. A cualquiera de nosotros nos hubiese gustado que en el libro se encontrase con los Chandrian y hubiese más peleas directas. Se supone que es el argumento principal y no hay forma de llegar a destino.
De forma análoga nos gustaría que su relación de Denna llegase a buen puerto en vez de ser (y más en este segundo tomo), una complicada relación en donde no se sabe cómo va a terminar cada encuentro entre ellos.
Nos encontramos con un libro en donde el asesino, no mata, no se va con la chica buena, no mata a los malos y que todos pensamos que es mucho tomate para cocinarlo en teoría en el último libro de la trilogía que por supuesto no sabemos cuándo va a salir. Algunos nos planteamos que con todo lo que queda pendiente tres tomos pueden resultar escasos. Evidentemente el maestro del estiiiiirar, puede frustrar la relación con el lector.
Personalmente no veo otra solución que disfrutar con la lectura de este segundo tomo y esperar con paciencia a que salga el tercero.
Por cierto y como avance de mi próximo artículo os recomiendo que a los que os guste este tipo de lectura le echéis un ojo a “La Saga del Vatídico” de Robin Hobb, que es lo que he leído después de “El temor de un hombre sabio” y me ha encantado.



lunes, 6 de febrero de 2012

También en Tecnología “no hay nada mejor que encontrar un amor a medida”


Pues eso y os voy a comentar el por qué pienso así. Estaba hace unos días en una tienda de electrónica matando el tiempo cuando al pasar cerca de unas estanterías donde había auriculares (headphones como dicen los anglófilos), me percaté de que había un padre más o menos de mi edad con su hijo de unos 16 años, delante de las mismas dudando que adquirir.
Uno de mis múltiples defectos, es que cuando veo a alguien con cara de incertidumbre, a la hora algún objeto de los que considero que entiendo o he probado, me entra la tentación de echarle una mano. Esto me pasa principalmente con los dispositivos de tecnología y con los libros (más a menudo). Si veo a una persona en frente de la estantería de libros de acción y tiene delante de la vista a alguno que he leído y me ha gustado se lo recomiendo.
Pues bien, en esta ocasión y una vez más primó la tentación sobre la precaución y acercándome al padre le pregunté si entendía de auriculares o quería que le echase una mano.
Cuando haces este tipo de preguntas, habitualmente la gente mira si llevas el uniforme propio de la tienda o tienes pinta de pertenecer a la misma. Cuando se dan cuentan de que no es el caso, te miran de forma un poco suspicaz, ya que no solemos estar habituados a que la gente se preocupe por nosotros y nos intente ayudar, aunque sea en un tema tan trivial como el que estoy contando.
En fin, estaba en esas intentando explicarle a aquel buen hombre cuales eran las características principales que se debían tener en cuenta a la hora de adquirir unos auriculares (rango de frecuencias, decibelios, supresión de ruido, etc.), así como si me podía decir el uso a que iban a ir dirigidos (en el salón de casa, para correr, para viajar, etc.). En función de esto último suelo recomendar: supraaurales (se apoyan sobre el pabellón auditivo), circumaurales (rodean completamente la oreja) o Intrauriculares (se introducen dentro del oído).
Conforme iba comentando estos aspectos al padre, me dio la sensación de que el hijo, no estaba muy atento a mis explicaciones y prefería recorrer la estantería, contemplando los diferentes auriculares de moda exhibidos.
A su vez, su padre y yo íbamos recorriendo las estanterías y tomando las cajas de los diferentes modelos expuestos con el fin de refrendar la teoría con la práctica.
Andábamos en estas, cuando ví unos auriculares Sennheiser, que me llamarón la atención por el precio que tenían. Era un modelo exactamente igual al que yo tengo, estaba de oferta y valían tres veces menos que lo que yo había pagado en su día por ellos.


Los cogí y le di al buen hombre una disertación acelerada, por el interés que yo tenía en trasmitirle lo que consideraba que era una oportunidad de adquirir unos buenos auriculares a un precio de risa. Le comenté lo que era la marca Sennheiser en el mundo de los auriculares, el precio real de los mismos, que yo estaba encantado, etc.
Cuando acabé y considere que ya había cumplido con mi deber de asesorar a aquel hombre en la medida de mis posibilidades, lo dejé para que tomase la decisión en función de lo que había oído y sus posibilidades económicas. No acostumbro a meterme en la cartera de los demás.
En el instante en el que me alejé y me fui por otra zona de la tienda, fue cuando el hijo que hasta aquel momento no se había sentido atraído por mi disertación técnica se aproximó a su padre. Como observé, que el padre tenía en sus manos la caja de los Sennheiser y parecía que le repetía mis argumentos a su hijo me dí por satisfecho.
Al cabo de un rato y una vez fuera de la tienda, me crucé con ellos en la puerta. El hijo iba la mar de contento con unos auriculares de moda con calaveras blancas y negras pintados en la periferia de los auriculares.
Me fui dando vueltas a la cabeza sobre lo que había pasado y como dice uno de los mejores comerciales que conozco intenté ponerme en el lugar de cada uno de nosotros, llegando a las siguientes observaciones:
·         Lo que pensaba el hijo:
o   Este “carca” porqué se acerca a mi padre a soltarle semejante discurso y se mete en donde no le llaman.
o   Espero que mi padre no le entienda la mitad de lo que le diga, desconfíe y no le haga caso.
o   Quiero unos auriculares que estén de moda, que sean los que imperan en mi cuadrilla y que mis colegas sientan envidia.
·         Lo que pensaba el padre:
o   ¿Qué interés le moverá a este hombre a darme toda esta charla?
o   ¿Con que auriculares se quedara satisfecho mi hijo?
o   Si le hago un regalo que no le gusta, “tengo” auriculares para todo el año.
·         Lo que pensaba yo:
o   Han dejado pasar una buena oportunidad para tener auriculares para siempre.
o   El año que viene estará aburrido de la moda y de los auriculares “fashion” de este año.
o   Han pagado los auriculares de moda (vie el precio) cuatro veces lo que valían los de calidad.
o   Una vez más he hablado donde no me lo han pedido.
o   Si hubiese llevado la gorra de comercial, me habría preocupado de averiguar cual era el verdadero cliente (el hijo) y no al que yo quería ayudar (el padre).


Es más que probable que de nuevo me encuentre de nuevo ante una situación parecida y proceda de la misma manera, ya que cada uno es como es. De todas formas hay un par de frases que desde mi punto de vista es un resumen de la situación:
·         A pesar de la situación económica, no hacemos caso de lo que nos dicen y  seguimos gastando lo que no debemos, en cosas que no lo merecen, por la preocupación de nuestro entorno y el que dirán.
·         Viendo la alegría del chaval por haberse salido con la suya a pesar de la opinión de los mayores, se hace cierta la frase de la canción de Sabina “no hay nada mejor que encontrar un amor a medida”