Hace unas semanas publiqué aquí un artículo
sobre una ponencia que me tocó dar en el “4º Congreso Internacional de Turismo
Rural de Navarra”. En dicho artículo realizábamos un viaje virtual de turismo rural.
Hace unas semanas nos decidimos en el seno de
nuestra familia a convertir el viaje virtual en viaje real. Para ello aprovechamos
la proposición de Charo de visitarla en su casa rural (Entrefrutales).
Nos desplazamos con la intención de disfrutar
de un fin de semana en una zona en la que no habíamos estado anteriormente en
plan familiar (Calatayud). A mí, me ha tocado atravesarla en coche en repetidas
ocasiones. Pero claro a 120 km./hora no se aprecian mucho los detalles, ni se
absorben las propiedades de lo que recorres. Para eso es necesario detenerse,
establecerse unos días y contactar y hablar con la gente del lugar. Personalmente
y por motivos de trabajo he recorrido en automóvil casi todas las provincias de
España, pero eso por desgracia no significa que las conozca. Es una tarea que
tengo pendiente…
A pesar de la información disponible en la página
web de Entrefrutales, no teníamos muy claro qué nos íbamos a encontrar: ni como
alojamiento, ni como alrededores, ni como actividades.
En cuanto a lo que íbamos a hacer ese fin de
semana, tampoco lo teníamos muy claro. Habíamos visitado la página web del
Gobierno de Aragón dedicada a la zona y la del ayuntamiento de Calatayud, pero
ambas no le hacen justicia y opino que debieran mejorarlas, si lo que desean es
apoyar el turismo de la comarca. Si alguno de los que leen este artículo es
capaz de enviarme un enlace que describa y nos motive a recorrer la “ruta mudéjar”,
se lo agradecería. Eso sí debe ser un recorrido con más de siete fotografías y
que entre por la vista. Es decir que convenza.
He hablado con alguno de mis amigos sobre cuál
es el primer aspecto en el que piensan cuando se trasladan a una casa rural, y
varios de ellos han coincidido en que piensan en dónde dejarán
el coche: si en una calle o plaza cercana, si en un campo perteneciente a la
casa, etc. En función de lo cuidadoso que seas con tu automóvil es un aspecto
que te puede llegar a preocupar. Ésta fue una de las primeras sorpresas que me
llevé al llegar a Entrefrutales. Iba pensando en que tendría que aparcar en una
calle cercana a la casa y me encontré con que Tomás (el marido de Charo) nos
llevó hasta un parking “5 estrellas”, realizado por él detalle a detalle y con
todo el cariño del mundo. Las comparaciones son odiosas, pero al día siguiente
estuvimos en el Monasterio de Piedra y como había llovido su parking era un
extenso barrizal, en donde todos los visitantes buscábamos un lugar en el que
aparcar para podernos bajar del coche sin hundir los zapatos en un charco de
considerables dimensiones.
Ya habíamos oído hablar y visto fotografías
de las delicias de mermeladas que prepara Charo, pero cuando nos recibió con una
deliciosa bebida sin alcohol de cerezas, nos dio una sorpresa culinaria.
Cuando subimos a nuestro alojamiento,
recibimos la tercera sorpresa consecutiva. No era una habitación, era una
suite, con todo tipo de detalles para mimar al cliente. En ese momento nos
enteramos de que los nombres de las habitaciones/suites de Entrefrutales
reciben su título por dos motivos: un motivo rural relacionado con la zona y
otro por el olor del que está dotado la habitación (hasta en eso llegan a
pensar Charo y Tomás).
La siguiente sorpresa la recibimos al día
siguiente durante el desayuno y fue conocer más en profundidad a ambos.
Respiran educación, conocimiento y cultura por todos sus poros. Tomás es capaz
de moldear a su antojo los castellanos de los últimos cinco siglos, tanto en
prosa como en verso. Nos regaló una delicia de poesía dedicada a nuestra visita
y en especial a nuestro hijo Sergio de las que te pulsan la fibra. Otro detalle:
Tomás nos la dio impresa en papel pergamino.
A raíz de todo lo anterior fui dándole vueltas
en la cabeza a cuales son los parámetros de calidad de una casa rural y que
esperamos encontrarnos cuando nos alojamos en ella. Cuando visitamos una página
web en busca de un hotel en Sevilla, la referencia habitual que nos dan como
gancho es: a cinco minutos del centro monumental. Si lo que hacemos es buscar
el hotel en Salou la referencia cambiará: a 200 metros de la playa. Pero cuando
nos trasladamos a una casa rural, ¿queremos una casa rural con experiencias que
disfrutar? o ¿solo una base de operaciones que nos sirva para visitar monumentos
o realizar actividades por la comarca en que nos alojamos?
En el análisis que hago en la presentación de
más abajo pretendo recoger parte de estos aspectos (y hay varias sorpresas),
tomando como base de análisis Entrefrutales (Tomás y Charo me han concedido su
permiso). Evidentemente cada viajero tiene diferentes expectativas y
necesidades sobre sus experiencias de turismo rural, pero espero que os sirva
para tener en cuenta ciertas características a la hora de seleccionar vuestra próxima
visita a una casa rural.