El otro
días estando de tertulia de sobremesa con unos amigos y habiéndosenos acabado
el tema de fútbol (actuación de España en el mundial), nos dio por abordar uno
de esos temas intrascendentes sobre los que es fácil polemizar. Hay tres
palabras o conceptos que solemos utilizar para calificar a terceros y a
nosotros mismos y de los cuales me gustaría expresar lo que se comentó en
nuestra tertulia y por supuesto que el tema da para más de lo que aquí se
recoge.
CONOCIMIENTO
De los
tres conceptos a priori, este es el más fácil de llegar a un consenso (aunque a
veces saltan las sorpresas). Según Wikipedia: “Hechos o información adquiridos
por un ser vivo a través de la experiencia o la educación, la comprensión
teórica o práctica de un asunto referente a la realidad”.
Por
supuesto cuando se debate sobre este tema, se considera que a la hora de
valorar, se valora más positivamente el hecho de tener titulaciones y haber
recibido formación reglada. Es decir: una persona puede llevar 20 años
estudiando todo lo que encuentra sobre el uso del arco en la “Guerra de los 100
años”, pero si no tiene una titulación en letras al respecto, sus conocimientos
se asociarán más a una afición que a ser un experto.
Otro
ejemplo podría ser que puedes llevar 20 años en el mundo de la informática,
pero sin titulación de algún tipo de Ingeniería, tus conocimientos en una
entrevista de trabajo pueden llegar a ser de tercera fila.
CULTURA
Este
concepto ya no es tan fácil de definir y por lo tanto de llegar a un acuerdo,
siendo fácil que en la susodicha charla de sobremesa aparezcan controversias
entre los comensales.
Afirma lo
que digo, el hecho de que si miramos en Wikipedia nos encontramos con que Alfred
Kroeber y Clyde Kluckhohn en 1952 compilaron 164 definiciones del concepto cultura.
A pesar
de lo anterior Wikipedia da algunas definiciones, como: “Excelencia en el gusto
por las bellas artes y las humanidades”.
Ya
empezamos a liarla. De lo anterior se deduce que ningún conocimiento que
adquiramos a través de las titulaciones de lo que en nuestros tiempos
llamábamos “Carreras de Ciencias”, nos va a aportar ni un gramo de cultura.
Podremos tener muchos conocimientos, pero nada de cultura.
Está
claro que para que nuestra personalidad no sólo sea un saco de conocimientos y
de que por mucho que un joven quiera estudiar Medicina o Ingenieria, se nos
tiene que dotar de un halo de cultura que se nos trasmite por lo visto a través
de las asignaturas que recibimos en el bachillerato. ¿Pero es suficiente?
¿Podemos decir que ya somos cultos con esos “conocimientos” de humanidades? ¿Es
poca o mucha excelencia?
Debe ser que
el factor diferencial está en la palabra “gusto” de la definición de Wikipedia.
¿A cuántos de los que hemos estudiado esas artes y humanidades se nos ha
quedado un “buen gusto” en vez de un “regusto amargo”?
Y claro
profundizando en el concepto, ¿cómo se nos mide el nivel de cultura? ¿En
función de que humanidad? ¿Lectura? ¿Poesía? ¿Pintura? ¿Filosofía? ¿Escultura?
¿Música? Y el nivel, ¿va por número de horas de lectura, contemplación de
cuadros o escucha de música?
Siguiendo
con la medición de nivel, para ser culto ¿lo tienes que ser en obras y
personajes conocidos? ¿Cuánto puntúan el conocer La Gioconda, Picasso, Bach o Fedor
Dostoievski? ¿Qué virtudes tienen que poseer las obras y personajes para entrar
en la lista de cultura?
Porque no
todo vale en humanidades. No debe ser lo mismo escuchar a Beethoven que a Lady
Gaga. Tampoco debe ser lo mismo leer “Mortadelo y Filemon” que “100 años de
soledad”. ¿Cómo se clasifica y que puntuación obtienen a los que les gusta Dire
Straits, “El jueves” y el graffiti de la M-40?
Quizás,
es que de forma análoga al término siguiente en donde está claro que existe la
buena y la mala educación debiéramos
trabajar los aspectos de “buena cultura” y “mala cultura”. Sobre todo
porqué después de lo dicho anteriormente yo no me atrevo a utilizar el término
“inculto”.
EDUCACIÓN
Aunque
podríamos haber escrito más párrafos (quizás otro día) sobre los dos conceptos
anteriores, pasaremos al último: la educación.
Así como
nos es difícil definir qué es la cultura y que es ser culto, cuando mencionas dichos
términos la conversación acaba por enfocarse. Sin embargo cuando hablas de
educación, tienes que orientar la charla de origen hacia una de las posibles
connotaciones del vocablo. ¿Vamos a hablar de educación orientada a
conocimientos? ¿entonces volveríamos al primer concepto? ¿Educación privada vs
Pública?. No lo que queremos en nuestra tertulia es comentar el concepto de ser
educado.
Imaginad
si debe ser difícil que no he conseguido encontrar de forma ágil una definición
(ni en Wikipedia). Para abordar el concepto, nos tenemos que basar en los
términos comportamiento y civismo (según Wikipedia).
·
“El comportamiento es la manera de proceder que
tienen las personas u organismos, en relación con su entorno o mundo de
estímulos. El comportamiento puede ser consciente o inconsciente, voluntario o
involuntario, público o privado, según las circunstancias que lo afecten”
·
“El civismo se refiere a las pautas mínimas de
comportamiento social que nos permiten convivir en colectividad”
El charlar
en nuestra sobremesa sobre el concepto de educación (buena/mala) deriva por dos
derroteros. El primero como en el caso de “Conocimiento” y “Cultura” por la
forma de adquirirla y de medirla. El segundo y más divertido al relacionarla
con las otras dos.
En el
aspecto de adquirirla, parece ser que todo el mundo opina que es o debe ser a
través de los padres y de los centros de formación, principalmente en nuestra
tierna infancia y en nuestra temprana juventud. Si es así, todos los
tertulianos llegamos a la misma conclusión: lo estamos haciendo muy mal. No nos
parece bien que a pesar de cómo a los padres y a las escuelas, colegios e
institutos se nos llena la boca al hablar de valores, la realidad de nuestros
días no es que tengamos en este país una sociedad excelente en cuanto a
educación. Por supuesto existen honrosas (y escasas excepciones), pero son difíciles
de percibir en nuestro vulgar y corriente día a día.
Lo que si
parece es que hay una relación directa entre los medios de transporte y la
educación (a nuestro entender la mala educación). Nos encuentramos/cruzamos todos
los días con gente que no sabemos si tendrán o no cultura, pero que podemos
asumir que tienen ciertos conocimientos y a los tertulianos nos parecío
increíble los actos que vemos.
Personas
que van en sentido contrarío por ahorrarse unos metros y no dar la vuelta a la
manzana para entrar correctamente a su garaje. O bien que análogamente al caso
anterior circulan en sentido contrario por los parkings de centro comerciales
para ser más “listos” que el que se dirige a la plaza libre por los carriles
correctos.
Otros
ejemplos derivados de las conversaciones con mi madre (cerca de los 80 años),
son la cantidad de jóvenes que NO se levantan de su asiento en los autobuses
urbanos ni en el metro para dejarles su plaza cuando ven a una mujer embarazada
(quizás dicotomías machismo/feminismo) o a una persona mayor (no sé qué
dicotomía se aplica en este caso).
En cuanto
al segundo apartado de cómo ligar el concepto de buena educación a los de
conocimiento y cultura, me viene a la memoria unas queridas conversaciones con
mi ya tristemente fallecida abuela que quizá hayan sido la semilla de este
artículo. No entendía la buena mujer como en su día a día se encontraba con
muchos jóvenes que iban a estudiar y se comportaban tan mal educadamente. Yo no
me cansaba de repetirle los conocimientos y la buena educación eran una cosa
diferente.
CONCLUSIÓN
Como
remate de nuestra tertulia (ya iba siendo hora de abandonar la mesa), los allí
presentes coincidimos en que es bueno que las personas de este país intentemos
tener más conocimientos y probablemente ser más cultos, pero que nos sería
bastante más útil (quizás más vulgar) el que a lo largo de nuestro día a día nos
comportásemos mejor con nuestros compañeros vecinos (e incluso desconocidos),
diésemos las gracias cuando nos ayudan en algo y pidiésemos perdón cuando
metemos la pata. Lo curioso de ambos caso es que el realizar estas acciones, no
nos iba a costar nada. Ambas son gratis
Me
acuerdo con nostalgia de aquellos días en que tomaba apuntes y utilizaba la
abreviatura c.q.d. y queriendo usarla una vez más terminaré que de lo comentado
en este articulo parece ser que c.q.d. (como queríamos demostrar) los términos
conocimiento, cultura y educación (buena/mala), no tienen ninguna dependencia
entre ellos.
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