lunes, 26 de diciembre de 2011

Siempre llego tarde con Apple...


Lo siento Steve, me había prometido escribir este articulo, pero no se como lo hago, siempre llego tarde con Apple. A pesar de los años que llevo en la profesión y en el mundo de las tecnologías, mis querencias no han ido siempre alineadas con el mercado.

Esto es lo que me ha pasado desde hace más de 20 años con Apple. Me imagino que con solo leer la frase anterior, muchos abandonareis la lectura, me tildareis de raro o bien os habrá intrigado y deseareis saber el porqué.
La evolución de mi relación con Apple empezó con una fase de rechazo. En aquel entonces trabajaba yo en una gran empresa de automoción.

NOTA: no es lo mismo una empresa grande que una gran empresa.

En aquellos momentos Microsoft y Apple estaban en una guerra de despliegue en diferentes países. En el mundo académico, maquetación, diseño y otros y principalmente en USA ganaba Apple. En el resto de países todavía no estaba tan claro. En España en el mundo universitario también ganaba Apple y en el mundo industrial estaba en discusión.  Yo veía ambos mundos, ya que mi trabajo principal se desarrollaba en el sector de la automoción y a su vez era profesor asociado en la Universidad Pública de Navarra.
Pero…, me llegó el momento de elegir. No sólo teníamos ordenadores en las oficinas de la empresa, si no que empezamos a desarrollar un complejo proyecto de producción en planta, en competencia con otros países de nuestra propia multinacional. No hay nada tan competitivo. El que gana los proyectos, se lleva la fabricación y al perdedor puede que le cierren la planta y se la lleven a otro sitio.
En esta situación tenía que elegir que ordenadores ubicábamos en planta para el control directo de máquinas, plc´s, etc. Ese entorno no era el hábitat natural de los Mac, y aquí fue donde para mis proyectos, Apple perdió la batalla. Dado que elegía PC´s para planta industrial, no iba a elegir Mac para oficinas. No era eficiente tener dos plataformas diferentes que mantener. Además en aquella época el mundo de las redes locales estaba amaneciendo y ambas plataformas tenían diferentes sistemas (Appletalk para Mac e IPX/SPX para PC´s)
Si sólo hubiese sido éste mi encuentro con Apple, no habría pasado a la siguiente fase de la relación: el odio.
Al año siguiente, me tocó dar clase de Métodos de Programación en la Universidad y me pidieron que si no me importaba me iban a cambiar el aula de prácticas de PC´s que había tenido hasta ese momento por una de Macintosh Classic. Ese fue mi primer contacto directo, con productos de Apple.



Las prácticas de mi asignatura eran de programación con Turbo Pascal. Cada cinco minutos se me “colgaba” un ordenador y no paraba de ir de un puesto a otro, intentando que los Mac funcionasen. No llegué a saber si la culpa la tenía la configuración del Mac o si el Turbo Pascal no era el programa ideal para dicha plataforma, pero tuve un cuatrimestre “fabuloso” en las clases de prácticas y al acabar el mismo, solicité un cambio de aula y nunca más he vuelto a pisar las aulas de Mac.
A pesar de mis reticencias al mundo Apple, seguí con curiosidad (no muy de cerca), los movimientos de Steve Jobs: su salida de Apple y la fundación de NeXT. Estaba claro quien había sido el genio creativo de Apple. Una persona que no se resistía a vivir de las rentas o tener un momento de bajón o recaída por haberse visto obligado a abandonar la empresa que había fundado, si no que al día siguiente estaba montando otra con ordenadores novedosos y tecnológicamente más avanzados. Nunca sabremos hasta donde podía haber llegado Steve con NeXT si Apple no lo hubiese reclamado de nuevo. Durante un tiempo me seguí olvidando de Apple, pero cuando veía una noticia de Steve, despertaba mi curiosidad. A él si lo tenía en alta estima,
Pero una cosa era la curiosidad y otra mis sentimientos hacia Apple. Recuerdo que la vuelta de Steve, vino marcada, no por expansionarse, si no por centrarse en el nicho de adoradores de Mac y de la ampliación de dicho círculo en base a mejoras técnicas y de diseño. ¡Aparecieron los ordenadores de colores!
 Con el paso de los años Apple se fue introduciendo más en el mundo multimedia y apareció en escena el iPod. Con mi negativa predisposición hacia Apple, no entendía el furor que causaba la posesión de dicho dispositivos. Hacía años que tenía varios reproductores mp3. Algunos buenísimos como los de Creative. ¿Por qué motivo me iba a pasar al enemigo?. Además, varios de mis amigos se vanagloriaban de tener un iPod, como si fuese un distintivo social.
Pero…, la vida da muchas vueltas y un día un amigo, me comentó que a su vez un amigo suyo, se quería quitar su iPod Clasic de 30 Gb y que lo dejaba a buen precio. Más picado por la oportunidad y por la capacidad del dispositivo, que por las ganas de arrimarme a Apple, al final me decidí y lo adquirí.


No empezamos con buen pie, aquello de que el dispositivo funcionase en base a iTunes, no me hacía mucha gracia. Al final me acostumbre al aparato y de todas formas puse un intermediario entre ambos (los auriculares eran de Creative). Con el paso del tiempo (y la necesidad familiar) incluso me compré un iPod Nano y le cedí el Classic a mi hija.
Siguió pasando el tiempo y con esto de engancharme a última hora cayo en mis manos un iPhone 3GS. La verdad es que por más que te lo expliquen hasta que no tienes uno y lo empiezas a usar, no entiendes el concepto de AppStore y la estrategia Apple. Llevo muchos, muchos años comprando software a nivel empresarial, y eso de que tengas un dispositivo, que por 0´79 (menos que un café) pudas comprar aplicaciones, me sigue pareciendo sorprendente.
Pero bueno, ¿habíamos venido a hablar de Apple o de Steve?. Cuando oigo los diferentes adjetivos, que se usan con Steve Jobs: visionario, innovador, etc., me da la sensación de que hay diferentes apreciaciones. Desde mi punto de vista, ¿inventó el primer reproductor mp3?, ¿inventó el primer teléfono?. Evidentemente no. ¿Entonces de donde sale su visión e innovación?. Pues de trabajar duro, pensando en las personas, no en la tecnología por la tecnología. Intentar que la relación hombre-máquina fuese intuitiva y sencilla. Con ello ha conseguido cambiar las tendencias tecnológicas del siglo XXI. A día de hoy a la gente le importa el AppStore, el Marketplace de Android y las redes sociales. Es decir el lado humano de la tecnología. ¿Conocéis a alguien interesado en las versiones de Sistemas Operativos, hojas de cálculo o similares?
A día de hoy ha cambiado mi relación con Apple y a pesar de que hay cosas que me siguen pareciendo una tiranía (su visión de flash en iPhone/iPad, el uso de iTunes, la no inclusión de tarjetas SD, etc.), no tengo inconveniente en adquirir y usar sus productos. Es más, a mi alrededor varios de mis amigos han cambiado del mundo PC al Mac y estaba tentado en adquirir un MacBook Air, pero…, se han cruzado los Ultrabooks por el medio y habrá que esperar a ver que pasa.
Como colofón de este ligero “In memoriam” de Steve Jobs, sus empresas y sus logros, debemos lamentar la pérdida que hemos tenido con su marcha, pues como dice Mecano en su canción a Salvador Dalí, “queremos genios en vida”, ya que en la situación económica mundial actual y como también dice la misma canción “andamos justos de genios” y estas pérdidas hacen mella.

viernes, 9 de diciembre de 2011

No serás capaz de soltarlo: "El nombre del viento"

Como mis amigos saben, me encanta leer y leo a diario desde los seis o siete años de edad. No sé acabar un día sin un buen rato de lectura, no llegando seguramente a cinco las noches del año en que no leo. Cada uno tenemos un tipo de lectura que nos gusta y al que somos aficionados. Es como la música: a unos les gusta el pop, a otros el rock, a otros la música clásica.
Mi lectura favorita, es la denominada lectura de evasión y más concretamente los relatos de acción. A veces de espías, a veces de novela negra, a veces de novela histórica y en otras ocasiones de ciencia ficción o ciencia fantasía.
Mi elección de tipo de lectura quizás sea el contrapunto, a lo que por mi formación y profesión me toca leer diariamente: documentos y libros de gestión demasiado pegados al mundo real.
En cualquier caso, las personas adictas a la lectura, cuando elegimos un nuevo libro, lo hacemos con ilusión, con expectativas de disfrutar del libro y de pasar unos días entretenidos. Cuando además el libro pertenece a un nuevo autor, esperamos descubrir un nuevo filón del que seguir disfrutando a través de sus libros. En muchas ocasiones, el libro es entretenido, en algunas ocasiones un “sin más” y en otras, en general las menos, se produce un gran descubrimiento.
Afortunadamente os voy a hablar sobre un gran descubrimiento. Es más, creo que es el libro con el que más he disfrutado en los últlmos años. El libro es: El nombre del viento de Patrick Rothfuss.

Mi horario de lectura durante la semana laboral es aproximadamente de once a doce de la noche y durante el fin de semana, lo amplío un par de horas más.
Este libro es de aquellos que no puedes dejar, el horario de lectura se prolonga, te duele el abandonarlo y consigue que tengas sueño al día siguiente por ese rato adicional que le has dedicado. Además no se te hace la hora en que puedas volver a retomar la lectura donde la dejaste. En resumen: ¡Me ha encantado!.
Si os preguntáis que tiene el libro para parecerme tan especial, es difícil de explicar. Pienso que es como una buena receta de cocina. La dosis correcta de cada uno de los ingredientes y una adecuada combinación de los mismos, hace que el plato esté buenísimo.
Al principio cuando comencé a leer el libro me sentí engañado y a punto de dejarlo. El libro es el primero de una trilogía denominada “Crónica del Asesino de Reyes”. Para un entusiasta de las novelas de acción, el título no puede ser más atrayente y es uno de los motivos por los que lo elegí.
Ya en los primeros capítulos y conforme vas leyendo el libro, no ves claro cuando el protagonista (Kvothe) se va a dedicar a asesinar reyes, y ello hizo que mi idea inicial sobre el libro se viese frustrada.
Afortunadamente, me decidí a seguir leyendo sobre lo que trata el libro: la dura infancia de nuestro protagonista. La novela tiene ciertas dosis de acción, no muy relevantes, en cambio los protagonistas de la novela se te van haciendo amigos cercanos y entrañables. Los amigos y enemigos de Kvothe, su complicada relación con Denna (su inalcanzable amor), sus profesores y el resto de personajes, están magníficamente combinados a lo largo del libro. Diría que lo que hace el protagonista es jugar con nuestros sentimientos consiguiendo que nos metamos en la piel del protagonista y sus problemas.

Los libros con estas características a los ávidos lectores nos generan una paradoja. Por una parte no puedes dejar de leerlo, por otra temes acabar con el placer que te genera su lectura.
Si hay una palabra que define lo que consigue Patrick Rothfuss con nosotros, es estiiiiraaaar nuestro interés y atraparnos en la lectura. Y si no para muestra, basta un botón: hace dos semanas acabé “El nombre del viento” y hoy he ido a por el siguiente tomo de la trilogía “El temor de un hombre sabio”. Haciendo una comparativa con el libro, mi temor es que cuando he preguntado por el tercer tomo, todavía no se ha editado. Este hecho, casi me ha generado ansiedad...




jueves, 1 de diciembre de 2011

¡Por fín!. La Serenísima


¡Por fin!. ¡Por fin!. ¡Por fin!.
Hay ciertas ciudades, como París, Roma o Venecia, que están en la mente de casi todas las personas (principalmente europeas), el poder visitarlas en algún momento de nuestras vidas.
En el caso de que vivas en Europa, te planteas el realizar el viaje en uno de los puentes festivos que se producen a lo largo del año. Este es el caso de mi mujer y yo. Desde hace años, en alguno de estos puentes, nos planteamos el visitar una de las ciudades mencionadas, pero desgraciadamente al final, por motivos de intentar aprovechar mejor los días, no nos salen las cuentas.
Normalmente los problemas se suelen dar con los planes de vuelos. O bien los vuelos salen muy tarde (a partir de las 20:00) y pierdes ese primer día, o bien el vuelo vuelve antes de las 11:00 del último día, por lo que pierdes el día y pagas una noche más de hotel que tampoco aprovechas, dado que no te sirve más que para esperar el vuelo. Incluso se pueden dar los dos casos: que pierdas el primer y el último día, por lo que el viaje te sale caro y no lo disfrutas.
A nosotros, hasta el pasado puente (26 al 29 de noviembre), era una cuestión repetitiva con las tres ciudades mencionadas. El caso más curioso suele ser Paris, en donde incluso miras combinaciones con el TGV. Puedes llegar a conseguir que la ida o la vuelta, te salgan bien, pero no hemos conseguido hasta la fecha que las dos combinaciones sean correctas, por lo que seguiremos intentándolo. Debo ser la única persona que ha visitado siete veces París (por motivos de negocios) y no he conseguido visitar la Torre Eiffel.
Como he dado a entender en el párrafo anterior, en el último puente hemos conseguido eliminar una de las tres incógnitas de la ecuación: Venecia. No me puedo atribuir ningún mérito, puesto que ha sido de forma fortuita. Como en situaciones parecidas, después de mirar las distintas combinaciones, para ir a una de las tres ciudades, una vez más tuvimos que desechar la idea. En vez de ello nos decantamos por Bergamo.
No quisiera quitarle protagonismo a la frase “siempre nos quedará París”, de la película Casablanca, pero Bergamo siempre es una buena opción. Por motivos de trabajo en anteriores empresas, ya conocía Bergamo. También he estado de vacaciones con mi mujer y teníamos muy buenos recuerdos, por lo que nos pareció buena idea.
¡Pero bueno!. ¿Hemos venido a por Bergamo o a por Venecia?. ¡A por Venecia! (Bergamo lo dejaremos para otro día). Lo que nos ocurrió es que estando visitando en coche, ciudades cercanas a Bergamo, se nos ocurrió poner en el GPS, Venecia. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa, al ver que la distancia entre Bergamo y el centro de Venecia era de 220 Km!.
¡No nos lo podríamos creer!. Uno de los problemas del viaje directo a Venecia, eran los cambios de medios de transporte que tenías que hacer. En principio tomabas el avión y aterrizabas en los aeropuertos de Treviso o Marco Polo, de ahí, había que coger un autobús, un tren o un barco y viceversa. El planteamiento de la logística de transporte, siempre nos  daba la sensación de ser engorroso y acababa desanimándonos. Si uno tiene tres o cuatro días para el viaje, lo que quieres es aprovecharlos, no desperdiciarlos en colas de esperas y medios de transportes.
A la vista de la distancia, nos animamos a preguntar en nuestro hotel, si el viaje desde Bergamo a Venecia era sencillo. La persona de recepción nos comentó que era sencillísimo y que los nuevos accesos que había en Venecia, lo habían simplificado mucho más. El detalle que nos comentó y que constatamos durante el viaje fue el siguiente:

  • Se coge la autopista en Bergamo, y al contrario que aquí en España, no hay peajes más que cuando hay salidas a los diferentes destinos. Es decir no hay peajes, por cambios de autonomías, provincias o similares. En definitiva 220 km. de autopista de tres carriles y sin interrupciones. Como en Italia se puede circular a 130 Km./hora,  menos de dos horas de viaje. Para cualquiera que le guste conducir: un paseo.
  • A la salida de la autopista, tienes unos kilómetros de autovía, hasta que enlazas con el puente que une la isla con el continente. Tampoco hay peajes, ni colas, ni esperas.

Vista desde el puente de Venecia
 ·     Nada más cruzar el puente, te encuentras, con un megaparking, en donde dejas el coche.
Vista desde el puente de Venecia
·        A la salida del parking cruzas un puente y ¡Ya estás en Venecia!. ¡A disfrutar!.

Para finalizar, comentar que Venecia superó nuestras expectativas. Hay una frase típica de las visitas a las ciudades, que es “perderse por las calles de …”. En el caso de Venecia es inevitable… 

Vista desde una góndola

Esta construida para ello, la combinación de calles, pasajes, puentes (470) y canales es inacabable, pero no por ello menos divertido y fascinante. Es una de esas ciudades a las que prometes volver y es imposible el que te aburra el visitarla, por más veces que vayas.

En la Plaza San Marcos

Con lo fácil que nos ha resultado el viaje, el cómo lo hemos aprovechado y la cantidad de cosas que hemos visto, me parece que vamos a meter en nuestra mochila, la frase siguiente: “cuando no sepamos a donde ir en un puente, siempre tenemos la opción Venecia, vía Bergamo”.
En el canal abierto al mar

 Por cierto. ¿Sabíais que Venecia tiene forma de pez?

Mapa de Venecia