lunes, 15 de julio de 2013

Tengo un hijo emprendedor

Iba el otro día paseando con mi hijo Sergio, hablando de los temas que interesan a los adolescentes de su edad. Es un placer oírle dirigirse a ti, fijándose en cuál es tu expresión y opinión sobre sus inquietudes. Además no deja de gustarle a uno en que cada dos o tres frases, le llamen a uno papá. Hace años que le prohibí llamarme Nicolás. Así me llama el resto del mundo. El título de “papa” es más importante y que os voy a a decir, a mí me encanta oírlo.
Estábamos hablando de temas divertidos, cuando de repente el rumbo de la conversación cambió al hacerme la siguiente pregunta:
-     Sergio: Papá, ¿qué es para ti un emprendedor? Es una palabra que últimamente la estoy oyendo y leyendo mucho en periódicos, tv, noticias en web, etc.
-       Yo: depende (debe ser mi herencia gallega). Normalmente se emplea en artículos que traten sobre empresa y negocios y definen a un tipo de persona que comienza su andadura montando una nueva empresa en un determinado sector.
-       Sergio: y ¿qué características tiene un emprendedor?.
-       Yo: generalmente es una persona activa, a la que se le ocurre una idea y decide generar un negocio a partir de ella.
-       Sergio: ¿Qué tipo de negocio?
-       Yo: en principio cualquiera.
-       Sergio: ¿Qué más características tiene?
-       Yo: normalmente es un negocio pequeño y el emprendedor tiene poco dinero, por lo que al emprendedor le es necesario pedir dinero.
-       Sergio: ¿a quién pide el dinero?
-       Yo: depende (otra vez la herencia). Ya sabes que en este mundo, influye quien seas tú o tu familia y los amigos que tengas, tienes más o menos facilidades. Unos acuden a los bancos solicitando un préstamo o hipotecando su casa. Otros piden dinero a su familia. Otros admiten más socios que aporte en dinero a su negocio.
-       Sergio: ¿Qué tal funcionan estos negocios?
-   Yo: siempre el empezar es muy duro. Tu idea puede ser buena o mala. O bien puede habérsele ocurrido a otra persona que ya la está poniendo en práctica y te lleva la delantera. A veces no consigues el dinero y tu idea se muere en el cajón de tu cabeza. 
-       Sergio: o sea, que no es fácil ser emprendedor…
-       Yo: casi nada que merezca la pena es fácil en esta vida.
-       Sergio: y la mayoría de la gente ¿triunfa o fracasa?
-       Yo: hay de todo. Hijo mío, no tengo datos en este momento y dependerá del sector, tipo de negocio, etc. Pero con la situación económica que vivimos es una de las maneras en que la gente busca una oportunidad para ganarse la vida. Además si tienes una idea ¿qué es mejor intentar llevarla a cabo? o ¿estar toda la vida pensando en que debieras haberlo hecho?


Llegados a este punto continuamos andando en silencio, mientras notaba que mi hijo tenía algo en la cabeza que le iba dando vueltas. Al cabo de un rato dirigiéndose a mí de nuevo me pregunto:
-       Sergio: ¿Papá? ¿Yo soy un emprendedor?
Me paré en seco y reflexioné unos segundos. Una pregunta de estas características siempre tiene trasfondo.
-       Yo: ¿Por qué lo preguntas? ¿En qué estás pensando?
-       Sergio: El año pasado, a mi se me ocurrió una idea que fue la de escribir un libro.
-       Yo: muy cierto.
-       Sergio: después y a base de muchas horas, conseguí llevar mi idea a la práctica y terminé mi libro.
-       Yo: muy cierto de nuevo.
-       Sergio: Entonces era un emprendedor.
-       Yo: todavía no. Tu libro estaba en tu portátil y no había salido al mercado.
-      Sergio: hace unas semanas ya lo hemos publicado y en diferentes sitios: AppStore (iTunes), Amazon, etc. ¿A eso se le puede considerar un negocio?
-       Yo: ¡Por supuesto! Hay mucha gente famosa que vive gracias a la publicación de sus libros. Algunos de ellos, principalmente americanos e ingleses ganan muchísimo dinero
-       Sergio: Entonces papá, a los 14 años ¡Soy un emprendedor!.
-     Yo: hasta ahora no había caído en ello, pero si, por lo menos desde mi punto de vista ¡eres un emprendedor!

Seguimos de nuevo en silencio. En la cara de mi hijo relucía una inmensa sonrisa de satisfacción. De repente se paró de nuevo y me dedicó otra pregunta:


-       Sergio: ¿Papá?
-       Yo: ¿Si cariño?
-   Sergio: en el tema económico y de gastos de la publicación del libro, no he tenido que solicitar ningún préstamos, ni hacer ningún esfuerzo. Eso significa que ¿no soy un auténtico emprendedor?

En esos momentos, al que le vino al rostro una sonrisa acorde con las circunstancias, fue a mi persona.

-       Yo: no hijo mio. Sigues siendo un emprendedor con todas las de la ley. Lo que ocurre es que los emprendedores también tienen madre y padre...